domingo, 9 de octubre de 2011

Oct 05
2011

CRISÁLIDAS

Publicado por: Francisco Rangel
Francisco Rangel
1.    <!--[endif]-->Orugas
Esta vez tengo que aceptar que ando maravillado con el proyecto Voces del primer vagón, de las chicas de Rizoma, Agencia Cultural. Se les ocurrió transformar nuestro medio de transporte en libro. Sí sé lo que acabo de decir y no ando drogado: lograron convertir la oruga en una crisálida de textos. En cada estación hay uno o dos pasajes de mujeres escritoras que nos van llevando en pasaportes entre la ficción, el acto poético y nuestro paso a otro lugar, a donde sea que vayamos.
Entre las cosas que me maravillaron es que podemos ir siguiendo los argumentos como hojas de libro, bajando y subiendo de estación en estación hasta ver que hemos alcanzado una historia que encaja en cada subida y bajada. Cada vez que acometes esta acción de perseguir los textos de línea en línea, te encontraras con una nueva lectura, una nueva ficción que se arma ante nuestros ojos. Las posibilidades son infinitas, son una cinta de Moebius que nos guían por una frontera que nunca aparece: el verdadero confín es nuestra necesidad de hacer otra cosa que no sea seguir los textos.
Sería extraordinario que comenzaran pequeños tours de lectores que exploren esa frontera textual: el medio de transporte migrado en libro. Ven que no es tan difícil hacer un proyecto claro, bello, provocador y seductor sin vestirse de apache ni promover la imagen pública.
Portada
<!--[if !supportLists]-->2.    <!--[endif]-->Subbajos - Atajos

jueves, 6 de octubre de 2011

Ecos del primer vagón.

“Voces del primer vagón”; voces que se pueden escuchar en el silencio de la indiferencia y en el tedio de la rutina. El proyecto de la Agencia Cultural Rizoma se somete al escrutinio de la masividad y le otorga un regalo al vaivén del ciudadano, el regalo de la fuga.
 Empecemos haciendo fe de números y particularidades: Rizoma ha instalado ochenta textos, de diferentes autoras de México y del mundo, en los paraderos del Sistema Integrado de Transporte de la ciudad de León, las famosas “Orugas”. Hay textos de todo tipo: encontramos poemas de verso libre, poemas con métrica, minificciones, caligramas, écfrasis, fragmentos de textos más extensos, frases motivadoras y reflexiones breves. Todas ellas encaminadas a generar un efecto de extrañeza que invite al lector a desembarazarse, al menos por un par de minutos, de la nulidad que genera la pausa del traslado. El tiempo perdido se convierte en experiencia estética, en interés genuino, para aquel que se acerque a leer estas piezas que responden, a pedido expreso de Rizoma, a la temática de la frontera, desde cualquier posibilidad literaria.
Cada voz que nos intercepta en las estaciones nos lleva a un lugar ajeno al de nuestra fragilidad diaria, creando en nosotros reflexiones que serán adecuadas según nuestra alevosa necesidad. Por ello no hay viaje que no pueda ofrecernos una nueva posibilidad. Quien escucha las voces se puede sentir libre de utilizarlas para fines destructivos, amorosos, prosaicos, musicales, digestivos; es la cualidad del fenómeno del arte invasivo: la cada vez más utilizada “intervención” ve modificados sus parámetros y propone una experiencia perdurable en un espacio de estancia efímera. Por ello cada lectura que nos regala Rizoma tiene su valía particular, independientemente de su calidad literaria, la cual será otorgada por cada lector, motivado por sus contextos y gustos personales.
Todo proyecto genera también cuestionamientos constructivos, y el de “Voces del Primer Vagón”  no está exento de ellos, los cuales sin duda servirán como retroalimentación para proyectos futuros. Uno de estos cuestionamientos surge de la distancia que genera la información que se agrega al final de cada texto. Se menciona el nombre de la autora, su lugar de procedencia y su estatus de artista. Pienso que estas líneas, a excepción del nombre, bien pudieron haberse suprimido. El explicitar las diferencias de espacio y condición que existen entre quienes leen y quienes escriben pueden generar un efecto de distanciamiento entre el ciudadano que va a su casa, a su escuela, su trabajo o cualquier otro lugar;  porque éste es uno de los principales problemas de la receptiva común, el espectador continuamente rehúye de la experiencia artística porque la considera un lugar aparte, un nivel desconocido de expresión, creada por personas diferentes, inalcanzables. Imaginemos ahora encontrarnos estas voces pero que carezcan de origen, de condición e incluso, me atrevo a sugerir, de nombre. La experiencia podría ser más cercana.
Esta situación no deja, sin embargo, de ser una apreciación personal de quien escribe estas líneas, y no lacera de ninguna forma un proyecto que debería desde ahora ser imitado en otros lugares. El interés de Rizoma por difundir la palabra y el pensamiento es loable y disfrutable. No hay duda de que esta interesante propuesta generará una renovación en la perspectiva de la promoción cultural, siendo una promoción que se desembaraza de los falsos protocolos y las fastuosas presentaciones, centrando su objetivo en el fomento de la lectura desinteresada. Y es que las posibilidades son infinitas, tanto como nuestras interpretaciones. La labor de Rizoma refleja un compromiso que va más allá de cualquier apreciación artística o cultural: el acercar la literatura a la gente siempre significará una empresa diga de admirarse. El eco de estas voces persistirá, sin duda, más allá de los minutos que dure su lectura.



por: José Antonio Manzanilla Madrid